sábado, 24 de diciembre de 2011

Ya no sabe qué hacer ni cómo reaccionar, ella ha perdido el control. Otra vez. Mira con superioridad a las grises personas que rodean su mundo en blanco y negro. Está encerrada en su triste habitación y encerrada en sus tristes pensamientos, deseando no estar allí ni en ninguna parte.
Sabe que Bowie no es de este mundo, sabe que la vida no es tan fácil como cuando era una niña. Lo que no sabe es que aun es una niña. Las personas la quieren, y ella se toma ese amor como un odio doloroso. Le repugna la vida en este planeta, y sabe que no tiene por qué seguir los modelos de vida que se le han impuesto. Siempre vio el mundo al revés.
Pero esta vez ha perdido el control, sus pupilas dilatadas no ven más que soledad a su alrededor. Y baila como si no hubiera mañana, porque no le importa nada ni ella le importa nadie. Al menos eso es lo que ella cree. Las responsabilidades se le echan encima como una avalancha de la nieve más blanca y fría que jamás haya nevado del cielo. Y se agobia.
Se ahoga en el mar de lágrimas que ella misma lloró, sin control ninguno porque... lo ha perdido.
Ella ha perdido el control otra vez. ¿Ella? Él es quien de verdad lo ha perdido. No existe esa chica, no existe la chica descontrolada. Siempre fue él.
He's lost control again.



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