domingo, 26 de octubre de 2014

Don't think twice, it's alright.



Me atormentan las caras bonitas y los ojos azules,
por menos envidia que mi alma pueda tenerles.

Las voces celestiales, el aroma a vainilla,
los anillos regalados y una oreja llena de pendientes
no me harán competencia a las puertas del paraíso;
pero aquí abajo, en este infierno terrenal,
son una amenaza.

Que si existe un cielo, ella tiene por seguro que el cuerpo necesita del averno.

Hay cosas que a mi mente se le escapan,
como por la boca se me escapan los suspiros
y se escurren por las alcantarillas.

Por tu estrella me levanto a la mañana, y por ella me parece hermoso el mundo.

Hoy siento que tu estrella no me alumbra,
que tu lucero se apaga y me apaga los días.
Pero oh,
es tan hermoso el danzar de la vida bajo la luz de tus ojos...


Y no hay más canon que el de tus imperfecciones,
no hay más armonía que la que hacen tu risa y la mía superpuestas;
mi único número áureo lo forman la suma de tus lunares.

Dedícame una sonrisa, anda,
que sin ser rubia ni bonita
creo que la tengo merecida.


domingo, 12 de octubre de 2014

De puertas va la cosa.

Pasa,
está abierto.

Estoy abierta, no me asusta enseñarte qué secretos encierra mi cabeza.

Si alguna vez te preguntaste quién soy, tengo la respuesta.

Me presento, soy el color púrpura.

Soy unas botas viejas desgastadas por los pisotones,
unos dedos pequeños pero regordetes,
una nariz como no hay otra
y un suspiro escuchando un vinilo de David Bowie.

También soy el sonido de la lluvia sobre el tejado,
un pintalabios metalizado,
un sorbo de calimocho a través de una pajita rosa
y cada paso que dan unos pies descalzos sobre el suelo frío.

Algunas mañanas simplemente no soy,
por las noches soy un orgasmo,
pero nunca jamás soy bandera ni himno,
y todos los días soy libertad.

Soy la voz nasal de Bob Dylan, la voz ronca de Janis
y cada herida autoprovocada en la piel de Iggy Pop.
Soy los patos que en invierno desaparecen de Central Park
y soy pura paranoia en la mente de una mujer sana.

Siempre fui la woman unkind de aquella canción de Led Zeppelin,
un verso a medio escribir,
cada lágrima de frustración adolescente
y caladas mal dadas a cigarros robados.

Sé que soy aquel guerrillero loco que mataron en Bolivia,
o ese músico sordo que componía odas a la alegría,
pero también soy la ultraviolencia
y el maullido tímido de un gato bajo un coche.

El olor del mar, purpurina, submarinos amarillos;
manzanas prohibidas y guillotinas,
soy todo lo que soy porque tú eres todo lo que quiero,
soy un viaje en tren de ida sin vuelta.

Soy una feminazi, una castrista, una radical,
una mente que vive en las nubes, mi guitarra Desire,
el sonido de los barcos que llega hasta mi casa;
soy Carnaby Street.

Soy muchas cosas y no soy, soy este poema sin rima.
Soy.

Cierra la puerta al salir.