Huele a otoño. Es otoño.
Veo las hojas caer y reflexiono. No quiero que eso me pase a mi, no quiero tornarme rojiza, agrietarme, desprenderme de mi rama y caer en el suelo, siendo amortiguada mi caída por más hojas que allí tiradas esperan a que alguien las rompa de un pisotón, o a terminar entre barro y tierra.
Tengo 14 puñeteros años. ¡14! Y si yo quiero puede ser la mejor época de mi vida. Adiós a las prohibiciones, adiós a obedecer, adiós a todo. No necesito tener 18. Porque en el momento que los tenga, no tendré contra qué rebelarme, lo tendré todo hecho. ¡Soy adolescente! ¡No voy a pasarme toda la adolescencia llorando en mi cuarto por lo injustos que pueden llegar a ser mis padres! Y juro desde este momento e instante no volver a pasarlo mal por nadie. Prometo no enamorarme. Prometo no enamorarme más de lo que ya estoy enamorada, porque hay un amor que siento en cada uno de mis poros hacia eso a lo que llaman Rock and Roll, la pose rockera a la que tachan de comercial, esas canciones que me aíslan del mundo, y esas personitas que están detrás a las que amo tanto como odio por ser tan perfectas. Y que si quiero puedo ser una groupie, que si quiero puedo ser mejor que Lori Maddox o que Pamela Des Barres, o que Anita Pallenberg, pero nunca mejor que Iria Sabina. Porque esta última, es la groupie perfecta.
¡Prometo! ¡Y prometo de verdad no como esos señores trajeados que salen en la tele! ¡Prometo tener a mi instinto como único líder, y que mi religión será la libertad! Me han costado muchas lágrimas llegar hasta este punto en el que estoy confiada. Y creo que no se repetirá eso de agobiarme por no poder ser tan increíble como... bueno, ellas saben que hablo de ellas. Porque algún día brillaré como ellas. Pero no más. Y me queda mucho camino por recorrer, pero si no empiezo ahora no me dará tiempo. ¡Es hora de cometer locuras de las de verdad! ¡De no quedarme apalancada en mi casa tumbada en mi cama sin saber qué hacer! Lo prometo. Cuando sienta que es el momento, huiré. De momento, esperaré, pero no mucho tiempo, escribiendo chorradas de estas, soñando con Madrid, y enamorándome más a cada página que leo de Holden Cauldfield.
May I stay FOREVER YOUNG.