domingo, 15 de enero de 2012

La poeta.

Con los ojos oscuros y bien abiertos, 
pasea la poeta de larga melena.
Hacia un futuro bastante incierto,
y sin el más mínimo sentimiento de pena.

De día dedica sus versos al sol,
de noche cual loba aulla a la luna.
Y cuando ambas poetas al alba gritan al son,
se fusionan las dos para dar lugar a una.

Que el viento se lleve mi mente lejos,
pues de atormentarme no cesa.
El día que ambos nos hagamos viejos
recordaré esos besos que sabían a fresas.

Besos que me atreví a rechazar,
y la hice llorar, le hice daño.
Me sumergiré en aquel mar de tristeza,
y entre sus lágrimas cálidas me daré un baño.

¿Podré olvidarla algún día?
¿Recordará ella mi nombre?
Observé temblar a mis manos frías.
Sin ella, ya no soy un hombre.

¡Parad el tiempo y parad la vida!
Grité para nadie, desesperado.
Entonces la vi sonreír divertida
ante mis ojos grises y mi cielo nublado.

Pero era otra muestra más de mi locura,
no era más que una alucinación.
Ojalá pudiera encontrar una cura,
para librarme de sufrir más con este amor.

La poeta de la risa de hiena,
la bruja de los románticos versos, 
se ríe de mí tras la luna llena.
Y yo no soy más que un esclavo de sus besos.



1 comentario:

  1. Te juro que te mato. ¿Cómo coño escribes así? ¿Cómo lo haces? Que con tan sólo un verso me arrancas el alma y haces de ese nudo de sentimientos la belleza más perfecta...
    Genio, que eres un puto genio.

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