Te has pasado, querido, ahora te haces el loco y me echas la culpa por paranoica, que te he entendido mal, que tú no pretendías portarte como un crío inmaduro a tus casi 20 tacos a posta. Pero, ¿Sabes? Sé que lo sabes, sé que ahora te sientes mal, y sospecho que te importa.
Pues que te importe.
Yo estoy aquí, muriéndome de pena, necesitando un amigo, un abrazo y un hombro sobre el que llorar. Pero a nadie le importa. ¡Oh, pobre de ti, que ella no te quiere! ¡Vamos todos en manada a hacerle ver que nos importas para que luego nos mandes a la mierda indirectamente! Y mientras, yo, me odio porque te quiero.
Ya me conozco la historia, al final siempre salgo jodida yo.
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