martes, 8 de abril de 2014

Soneto rescatado de mi verano de las sonrisas (2012) y continuado ahora mismo.

VIVIR JUNTOS, MORIR SOLOS.

Y si en el esperar a la mañana
se torna fugaz lo que llega tarde,
yo, sin ser valiente ni ser cobarde
no espero ni a las arrugas ni a las canas.

Que cuando por ti suenen las campanas
y yo extrañe en ti el fuego que ahora arde,
tenga la certeza de que fui parte
de otra desperdiciada vida humana.

De nada sirve vivir en la pena,
tampoco lamentar haber nacido,
ya que todo quejarse es en vano.

Cuando ya no tengas sangre en las venas
y tu cuerpo esté medio podrido,
podrás llorarle en paz a los gusanos.

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