Por eso te ves obligado a mentir;
ya ni me quieres, ni me necesitas.
Ahora que yo dedico mi vida
a asuntos míos, y me alejo de ti,
sé que me piensas cuando vas a dormir,
y que tus manos extrañan las mías.
Nos mordemos la cola, pescadillas
es lo que somos y siempre seremos
por más que nos empeñemos en cambiar.
Fuiste sueño, ahora pesadilla.
Dijiste que te saqué del averno,
pero yo hoy me hundo en el fondo del mar.
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