Me repugna el mundo, me repugna tu actitud y todo lo que tenga que ver contigo.
Tantas veces que me has ilusionado, que me has hecho sonreír, ¿para qué? ¿De qué sirve si luego has jugado conmigo como has querido? No lo entiendo.
No te entiendo.
Yo sólo quiero que, sea quien sea el que está arriba, me diga qué puto problema tiene conmigo.
No sé qué es lo que me obliga a sufrirte, pero ojalá me deshaga de ello pronto porque no sé si voy a poder seguir soportándolo.
Esta es la historia de cómo con bondad, generosidad y altruismo obtuve traición, mentiras, falsas ilusiones y ganas de mandarlo todo a la mierda. Nada sirve de nada, no sé por qué me empeño en mirar por fuera de mi ombligo cuando nadie aparta la vista del suyo. Espero que me sirva de lección.
Los cuervos siempre van a ser cuervos, no te esfuerces en criarlos si tienes mucho aprecio por tus ojos.
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