miércoles, 30 de noviembre de 2011

Just a little rain, Oh Yeah.

Os habréis dado cuenta ya muchos, al igual que me he dado cuenta yo, de que esta no es mi época. Y probablemente, si estáis leyendo esto, puede que a vosotros os pase lo mismo. Y yo me pregunto, ¿Por qué coño tuve que nacer justo en esta época y en este asqueroso lugar?
Puede que el puto Continental Hyatt RIOT House no vuelva a ser nunca más el lugar principal de las juergas del mundillo del Rock. Porque ¿Qué Rock queda ahora? Eh, no digo que haya muerto. Jamás. Tan sólo digo que se está muriendo. El puto Rock se está muriendo. Ya no hay Led Zeppelin, ya no hay Rolling Stones (bueno, sí, pero no es lo mismo que los Rolling de antes), y ya no hay ni Elvis Presley ni nada.
¿Sabéis qué, motherfuckers? Que os habéis cargado el Rock todos. Sobre todo muchas de esas estrellitas de Rock que estuvieron en lo alto y decidieron eliminar todo lo que le daba forma al Rock. La rebeldía, el desmadre, todo. Las groupies, las habitaciones de hotel destrozadas, los rumores terroríficos, la puta portada de la puta Rolling Stone, joder. ¿Eso a donde coño se ha ido?
Hay que recuperar el rock, tengo que recuperar el rock. Porque antes la muerte, que aceptar que no hay nada por hacer. Yo no he nacido para quedarme de brazos cruzados mirando videos de mis ídolos en el puto Internet. Si dicen que la moda es cíclica, más vale que sea así también con la música. Hay que vencer a la música comercial electrónica.
I know it's "only" Rock and Roll, but I like it!
Ya no se ven cosas como el puto disco Houses Of The Holy, no, joder. No creo que nadie, NADIE pueda hacer una canción como The Rain Song jamás. Porque es preciosa. Toda entera es preciosa, entera. Todo el disco lo es. Y lo que siento al escucharlo es dolor, un dolor como el de cuando estás enamorado y no eres correspondido. Porque es lo mismo. Los Zeppelin no volverán, pero quién sabe, a lo mejor el Rock and Roll sí.
BRING ME BACK TO THE SIXTIES.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Excuse me while I kiss the sky.

Dios existe.
Toca la guitarra, murió con 27, es negro y hoy es su cumpleaños.
Y estarás ahí arriba, dando tus conciertos y quemando tus guitarras. ¿Arriba? ¿Abajo? Qué más da.

Who wants to sleep in the city that never wakes up?



La verdad es que me apasionan las grandes ciudades. Sí, no me considero una persona de campo. De verdad que me encantan las grandes ciudades cuando cae la noche, con sus luces de colores y sus llamativos carteles. Desaparece la frialdad de la ciudad de día para dar lugar a una invasión de las calles por jóvenes con ganas de comerse el mundo.
Los locos se mezclan entre las personas cuerdas, y terminan todos idos de la cabeza al final. Las luces de los coches compiten con las estrellas para alumbrar las calles y puede que la luna a lo lejos, fuera de la ciudad, sea el motivo de algún que otro aullido de lobo.
Vamos a perder esta noche juntos, y bailando en la calle. No importa, Madrid, Nueva York o Berlin. Todas las ciudades de noche son iguales, son las personas en sí lo que cambia.
Cada persona con su propia historia, su propio motivo, su propio lugar de procedencia y su propio destino. Layla anda tranquila con la cabeza bien alta y la sonrisa siempre dibujada en la cara. ¿Quién quiere dormir en la ciudad que nunca despierta?

sábado, 19 de noviembre de 2011

Nosotras tampoco somos groupies.

Baja la aguja del tocadiscos, y comienza a soñar. 
Yo siempre les digo a las chicas que no se preocupen, lo importante es no preocuparse, no tomarse nada en serio. Y si se sienten solas... siempre pueden ir a la tienda de discos a visitar a sus amigos.
Gafas de sol violetas, pelo rizado, y abrigo de piel. Lo puedes tener todo, pero siempre, siempre, te las apañarás para desear algo más. Siempre. Porque nos ponemos metas. No soy la más inidicada para decir esto (una aspirante a estrella de Rock pasando por groupie), pero habría que encontrar la manera de evitar ponernos metas. Quizás así seríamos felices de verdad, si es que la felicidad existe. 
Bailar antes de un concierto en la pista que en pocas horas se llenará de gente, sin que nadie te vea, y rodeada de rosas.
Pero siempre, siempre, mirando hacia delante, tras las gafas redondas y de color violeta. No digas si no puedes el nombre de la novia de tu amado, y usa a periodistas jóvenes como excusa para acercarte a éste. ¿Lágrimas entre risas? Agárrame, pequeña bailarina, y captura todos estos momentos con una cámara Polaroid. Porque puede que el pequeño periodista se enamore de ti, y quiera irse a Marruecos contigo, pero ese camino debes recorrerlo tú sola, mientras tu amado es portada de la Rolling.
Y tu meta es divertirte, sí, divertirte. No te importa lo demás, tú sólo quieres pasarlo bien, y estar con la gente que amas. Con la banda que amas, escuchando las canciones que tanto amas salir directamente de sus bocas y sus guitarras. Inspirar su música, y hacer rabiar a Miss Pamela. 
A lo mejor, Penny Lane y Miss Layla no son tan diferentes.

viernes, 18 de noviembre de 2011

I love Paris in Springtime.


Ya puedo decir que he paseado por los campos elíseos, que he visto caer las otoñales hojas de los árboles de Versalles y que he llorado de felicidad en el barrio de los pintores. Y entre esas calles que gritan libertad, y esa bohemia francesa que se respira, me acordé de Layla Rolling. Que no es más que mi alter-ego groupie. O quizás el alter-ego soy yo, quién sabe. El caso es que pensé que a Lay le encantaría.
Está decidido, viviré un año en mi amado Montmartre. Y después, tras un año de sueños y arte, puede que vuelva a la realidad. Si es que encuentro el camino, porque esa realidad de la que me hablan es algo que nunca he podido conocer. 
Levantarme una mañana por los rayos de sol, vestir falda, ponerme flores en el pelo, y salir a oir cantar a la guitarra de músicos anónimos que seguirán siempre en el anonimato mientras un leve olor a pintura proveniente de los lienzos de los pintores callejeros llega a mi nariz. Pintar toda mi casa y convertirla en arte abstracto. Componer un disco de música folk, pasear bajo la sombra de los cerezos en flor, y sonreirle a los extraños. Enamorarme y desenamorarme, reír y llorar. 
Quizás encuentre a un Syd Barrett francés al borde de la locura, y quizás el encuentre en mi lo que buscaba. Quizás siga sola durante todo mi camino. Lo que sé es que sería como un año en el paraíso, o en lo más parecido que jamás he visto. Será la época que yo quiera, y yo seré lo que quiera ser.